Juego de movimientos para trabajar emociones (Actividad)

Juego de movimientos para trabajar emociones (Actividad)

Juego de movimientos para trabajar emociones (Actividad)

 

Así como es importante que nuestros peques aprendan diferentes materias en el colegio, también lo es que conozcan y entiendan cada una de sus emociones.

Para ello es de mucha utilidad incentivarlos con juegos que les permitan identificarlas y comprenderlas para que en su vida cotidiana sean capaces de expresarlas de manera adecuada.

Hoy te presentamos algunas ideas de juegos de movimientos que te pueden ayudar a trabajar las emociones de tus hijos

¡Toma nota!

 

  • Mímica de emociones

Todos conocemos el juego de las mímicas o imitaciones, pero hacerlo desde el enfoque de las emociones lo convierte en una actividad ideal para identificarlas acertadamente.

Se trata de reunir un grupo de mínimo dos participantes (pueden ser tu peque y tú o tantos niños haya en casa) y escribir todas las emociones positivas y negativas que se les ocurran en papel.

Corta cada una y dóblalas para ocultar su contenido; luego colócalas en un envase y revuélvelas para que cada quien saque una o varias al azar.

La idea es que por medio de las mímicas logren que sus compañeros adivinen cuál emoción se está expresando.

Una manera de hacer este juego más divertido es incluyendo emociones un poco difíciles de exteriorizar, de modo que los peques aprendan a manifestarlas.

Además, puedes pedirles que si no saben cómo representarla, describan con palabras cómo se sintieron cuando esa emoción apareció en sus vidas; de este modo, todos aprenderán a reconocerla al sentirse identificados con el sentimiento.

 

  • Dinámica de relajación para niños

Aunque no lo creamos, nuestros peques también pueden sufrir episodios de estrés, ansiedad e incluso depresión, por lo que podrían tener un ataque de pánico en cualquier momento.

No pensamos en esto porque sus responsabilidades son mucho menos complicadas que las nuestras como padres, pero lo que no tenemos en cuenta es que toda dificultad es del tamaño de la capacidad de resolución de cada quien, por lo que es un error comparar los problemas de un niño y su importancia con los de un adulto.

En su propia medida, cada situación puede generar estrés porque, tengamos la edad que tengamos, somos propensos a sentir que no podemos con algo y que necesitamos relajarnos, pues las emociones no distinguen edad, sexo ni creencias.

Entonces, siendo lo más sano aprender a trabajar en nuestras emociones, podemos ayudar a nuestros peques a entenderlas por medio de la relajación, cuyo fin es aflojar nuestros músculos para despejar la mente y el cuerpo de las molestias y sentirnos en un estado de confort que nos permita continuar con nuestras actividades.

En muchas partes podrás leer que los ejercicios de respiración nos ayudan a mantener la calma, pero muchos de ellos piden que se haga un conteo al inhalar y al exhalar el aire; sin embargo, ese conteo no debe ser igual para todos puesto que tenemos diferente tamaño y capacidad pulmonar.

Lo mejor entonces es pedirle al peque que inhale y retenga el aire tanto tiempo como pueda sin llevar conteo y que exhale del mismo modo hasta que sienta que cada vez lo hace con más calma.

Solo así aprenderá a no temerle a la hiperventilación y, una vez que se sienta mejor, será más sencillo lidiar con lo que lo acongoja.

Otra opción para que nuestros peques aprendan a relajarse es utilizar alguna técnica de meditación guiada.

En YouTube puedes conseguir más de un video con música especializada para ello, este es uno que te puede ser útil: 

 

 

De este modo, podrán sentirse mejor para hacer alguna actividad que en ese momento se les dificulte.

 

  • Dinámica de escenificar conflictos

A los peques les gusta mucho formar parte de algo, pues una manera muy efectiva de conocer lo nuevo es haciéndolo.

Las obras teatrales son ideales para representar situaciones diferentes a las propias por aquello de que debemos ponernos en la piel de alguien más para personificar lo que pasa.

En esta oportunidad, buscaremos una manera de resolver un conflicto real pero invirtiendo los roles. Por ejemplo, si dos de tus hijos tuvieron una discusión que no han podido resolver, puedes pedirles que cada uno se haga pasar por el otro y encuentre lógica en su argumento.

Una vez que hayan entendido el parecer del otro, deben escenificar el conflicto de modo que cada quien lo haga desde el respeto y la empatía.

De ese modo será mucho más probable que cada peque entienda lo que su hermano siente y valide las emociones ajenas.

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