Los mapuches son conocidos como uno de los pueblos originarios más importantes de Chile, nuestro hermoso país.
Su nombre significa “gente de la tierra”, siendo una combinación de las palabras mapu (tierra) y che (gente), ocuparon el sector entre los ríos Itata (al norte) y Toltén (sur), mezclándose así con los pichunches y los huiliches.
Realmente, vinieron a nuestras tierras luego de emigrar desde nuestro país hermano, Argentina, y una vez llegaron cambiaron sus hábitos sedentaristas y dejaron de ser nómadas.
Habitaron la zona del valle central antes de la expansión del imperio Inca. Durante el siglo XVI, conformaron la población más grande de nuestro país, llegando a la increíble cifra de un millón de habitantes.
Destacan por sus inmensos vínculos familiares y religiosos, mismos que los unían e identificaban como una nación fuerte y verdadera.
Resistieron cómo ningún otro pueblo la dominación hispánica debido al concepto de tierra que manejaban, pues la autonomía de sus clanes y la unidad tribal que los identificaba hicieron que defendieron su territorio y cultura sorprendentemente.
Su organización social se resumía en la familia y vivían bajo un tipo de matriarcado. Los pequeños llevaban consigo el tótem de su madre y el padre debía ir a vivir con la familia de su esposa.
Esto cambiaría luego de la inminente conquista española, donde los hombres se convirtieron en los jefes de la familia (aunque los hijos seguían apellidándose como la madre).
Respecto a su alimentación, pescaban con anzuelos de madera y variaba entre los ríos y los lagos, además, consumían mucho maíz y frutas.
Sancochaban mucho sus comidas en ollas y producían el fuego mediante la frotación de dos palos, originando así las increíble chispa que encendía el montón de hierbas secas que utilizaban para estabilizar la llama.
Ahora, ¿cómo se vestían los mapuches? Pues, la mayoría de sus prendas estaban hechas con lana y sus tejidos tendían a ser unicolores y sin adornos.
Tanto los hombres como las mujeres vestían con chamales (una especie de camisas largas atadas a sus cinturas). Se abrigaban con pieles de zorros y de pumas y utilizaban collares de plumas y caracoles como decoración.